Aprovechemos la emergencia para avocarnos a lo estratégico

Intervención de Rafael Gentili en la presentación de las jornadas “Conversaciones por una Argentina igualitaria” organizadas por Progresistas en Red y la Fundación Freidrich Ebert, los días 23, 24 y 25 de julio de 2020.

Buenas tardes. Ante todo, gracias a les panelistas de las tres charlas que tendremos a lo largo de estos días. Sabemos de sus múltiples ocupaciones y responsabilidades, y valoramos que así y todo se hayan hecho un lugar para estar, en palabra y cuerpo. Gracias a les que están sumándose como escuchas. Y gracias especiales a la FES por acompañarnos en este esfuerzo de aglutinar el pensamiento progresista, con todos sus matices y miradas y más allá de las etiquetas partidarias. Hoy comenzamos un camino que confiamos será largo y fructífero. 

Diez meses atrás cuando conformamos Progresistas en Red teníamos en carpeta realizar, más o menos para esta fecha, una jornada como la que estamos haciendo en estos tres días. Estábamos – estamos- convencidos que el Progresismo necesitaba -necesita- una actualización programática. Porque  a pesar de lo mucho que el espacio progresista como gobierno o como oposición o como corriente de ideas ha aportado a la historia del país (la lucha por los derechos humanos, la asignación universal, la educación pública y gratuita, la transparencia y la rendición de cuentas, la salud pública para todos, el presupuesto participativo, etc), no ha logrado junto con el conjunto de los sectores políticos que gobernaron y gobiernan el país, encarnar un proyecto de desarrollo y crecimiento económico sostenible y de distribución de la riqueza para el país y donde la dimensión democrática de ese proyecto es su condición de posibilidad, no un adosado o una entidad abstracta. 

Pero cuatro meses atrás nuestra vida y la de millones de ciudadanos acá y en todo el mundo se detuvo, amenazada por un virus maldito que vino a poner en entre dicho muchas de las certezas que sostenían nuestras vidas. En mi caso personal, hace cuatro meses estaba abocado, junto a un grupo de voluntaries que brindamos ayuda y contención a personas en situación de calle, a conseguir guardapolvos y útiles escolares para que los chicos de nuestra comunidad pudieran empezar la escuela. Los pedidos eran infinitos pero estábamos contentos: a diferencia de otros años, gracias a la solidaridad de muchos habíamos conseguido útiles para todes. Pero no llegamos. Acá en mi casa quedó, ustedes lo pueden ver, la última gran entrega como testimonio de un otro tiempo, pero también como recordatorio de que para estos chicos la escuela se detuvo, y a esta altura ya fue, al menos este año. Y un ya fue para ellos es mucho más que un ya fue para cualquiera de nosotros. A veces es un ya fue que no tiene revancha, fue de en serio.

Lamentablemente, no solo para ellos. Según la CEPAL, este año nuestro continente producirá 45,4 millones de nuevos pobres, que se suman a los 185,5 millones que ya teníamos en 2019. Esto representa el ¡37,3% de la población latinoamericana! (Cepal, Informe Especial COVID-19 Nro. 5, pág. 10). 

Ante un dato así nuestra primera reacción es maldecir a quien se comió el maldito murciélago e incluso al mismísimo murciélago, pero ese es un consuelo de poco vuelo. Como señalan los especialistas, la frecuencia con la que los microorganismos patógenos saltan de otras especies animales a las personas está aumentando debido a la insostenibilidad de determinadas actividades humanas. Cada vez hay más evidencias de que las pandemias como la ocasionada por el brote de la COVID-19 son un resultado previsible y pronosticado de la forma en que el ser humano obtiene y cultiva alimentos, comercia y consume animales, y altera el medio ambiente. Como dijo, en una entrevista reciente de la BBC, la profesora Delia Grace: “lo que está impulsando la emergencia de enfermedades es el comportamiento humano”, no el comportamiento animal ni la maldita providencia.

Según un reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, “es muy probable que los siete siguientes factores de intervención humana estén fomentando la aparición de zoonosis: 1) el incremento de la demanda de proteínas animales; 2) la intensificación insostenible de la agricultura; 3) el aumento del uso y la explotación de las especies silvestres; 4) la utilización insostenible de los recursos naturales, acelerada por la urbanización, el cambio del uso del suelo y la industria extractiva; 5) el aumento de los desplazamientos y el transporte; 6) alteraciones en el suministro de alimentos.; 7) el cambio climático” (UNEP, Preventing the next pandemic).

Esto plantea un desafío de dimensiones descomunales: afrontar la lucha urgente contra el hambre y la pobreza al mismo tiempo que cambiamos radicalmente las formas que producimos para alimentarnos y satisfacer nuestras necesidades. Necesitamos, en definitiva, otro modelo de desarrollo, que tenga sustentabilidad macroeconómica y, al mismo tiempo, nos incluya a todes y no se lleve puesto a la naturaleza y al ambiente. Pero ¿cómo? Estoy seguro que algunas pistas nos darán nuestres panelistas a lo largo de estos tres días.

Y que nadie nos venga a decir que este es un programa de lunáticos o de nostálgicos de la vida rural de principios de siglo diecinueve. Por el contrario, esto mismo está diciendo el Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Gutierres, quien en un llamamiento reciente exhortó a los y las líderes de América Latina a -cito- “transformar el modelo de desarrollo (…) En una región en la que los niveles de desigualdad se han vuelto ya insostenibles, ello supone desarrollar sistemas integrales de bienestar social accesibles para todas las personas. Esto implica crear sistemas tributarios más justos, promover la creación de empleos decentes, fortalecer la sostenibilidad ambiental y reforzar los mecanismos de protección social. También conlleva una mayor integración económica regional. Y supone que las mujeres participen plenamente y en condiciones seguras en la vida pública y económica. Por último, para reconstruir mejor, hay que reforzar la gobernanza democrática, la protección de los derechos humanos.”

Más allá de que podemos discutir y cambiar alguna que otra palabra -¡bien que hacemos!- en esta breve enumeración Gutierres resume los títulos principales de una agenda progresista en clave de futuro.

Por último, no podemos dejar de resaltar que los estudios de opinión pública reflejan que una parte considerable de la sociedad cree que la política es el problema y no la solución a sus demandas. Más allá de lo que cada tradición política rescate de su propia historia, todos debemos hacernos cargo de esa mirada escéptica. No se trata de sumarse al discurso antipolítico sino de aceptar que hace falta inteligencia colectiva para entender y abordar los complejos problemas de la Argentina; y comprensión de los consensos sociales y de las herramientas institucionales que requiere transformar las matrices económicas y sociales. Hay que devolverle legitimidad y ejemplaridad a la política y ser valientes y generosos en la construcción de una mayoría unida, con verdadera vocación democrática e igualitaria.

A mi viejo le gustaba repetir la perogrullada de que cuando las cosas se hacen mal, salen mal. Y el mundo y nuestro país hace tiempo que vienen haciendo las cosas mal. Por lo tanto, si queremos que las cosas cambien necesitamos pensar y hacer las cosas de otra manera, con otro enfoque. Estos tres días son una invitación, nuestra invitación a adentrarnos en ese camino. Para eso, dividimos las exposiciones en tres dimensiones: la dimensión política, sobre la que conversaremos hoy; la dimensión productiva, que la abordaremos mañana; y la dimensión social sobre la que conversaremos el sábado una hora antes del mediodía.

Habitualmente, emergencias como la que estamos viviendo suelen ser la excusa para no encarar lo estratégico. Confiemos que, por una vez, todos nosotros, pero especialmente los que tienen la responsabilidad de gobernar o incidir en la agenda pública, nos animemos a invertir los términos: aprovechemos la emergencia para avocarnos a lo estratégico. Con ese anhelo les damos la bienvenida a estas conversaciones.

Muchas gracias.