Mi Buenos Aires perdido

En dos semanas comienza formalmente la campaña electoral para las flamantes PASO porteñas, de las cuales saldrán los candidatos que competirán en la elección general del 5 de julio. Una saludable novedad.

Se conformaron 9 alianzas (ECO, FIT, Unión-PRO, Movimiento Federal, Movimiento para el Bien Común, MST-Nueva Izquierda, Camino Popular, FPV, Frente por Buenos Aires, Frente Surgen y ALBA) que se suman a los 5 partidos que competirán sin aliados (Autodeterminación y Libertad, Bandera Vecinal, MAS, Partido Humanista y Es Posible). En total 14 propuestas. Sin embargo, la lista de precandidatos a jefe de gobierno llega a 25, de los cuales la mitad compite en 4 alianzas, precisamente las que en la última elección concentraron más del 80% de los votos.

Como sea, al entrar al cuarto oscuro nos encontraremos con 25 listas sábanas: 3 serán de ECO, 3 del PRO, 6 del Kirchnerismo, 2 de Surgen y 1 por cada uno del resto de competidores.

Luego de las PASO quedarán menos de 14 (es de suponer que varias listas no superen el piso del 1,5% requerido para pasar a la elección general), situación novedosa para una elección local que se ha caracterizado por una proliferación exagerada de listas (23 listas promedio en las últimas 4 elecciones).

La otra novedad es la no novedad de la boleta única. Pese a que el PRO alardeó, durante 2 años, que en esta elección los porteños estrenaríamos PASO con boleta única, eso no será posible. ¿Por qué? Porque desde el comando de campaña de Rodríguez Larreta, el candidato de Mauricio Macri, entendieron que los perjudicaba en su competencia con la popular Gabriela Michetti. Lamentablemente, esta postura fue acompañada por casi toda la oposición, en una muestra más de la capacidad de Cristian Ritondo para alinear a los legisladores (propios y ajenos) con las necesidades de su gobierno. Dicen que esta suspensión sólo rige para las PASO y que en las generales sí votaremos con boleta única… Ver para creer.

Aunque claramente desminuye el peso de los aparatos (lo cual no es un tema menor al momento de fiscalizar la elección), seguramente el uso de la boleta única no alteraría significativamente los resultados que tendremos con el uso de la vieja boleta sábana. Aun así, esta cancelación ilustra muy bien que para el PRO las reglas de juego institucionales deben adaptarse a sus necesidades y si no lo hacen, se cambian. Un fuerte contraste con el republicanismo que los embarga cuando se trata de cuestionar al gobierno nacional.

Así las cosas, resulta oportuno repasar qué ha sucedido en las elecciones desde el 2007 hasta el 2013 (todo el período de gobierno de Mauricio Macri), como para darnos una idea de lo que puede llegar a pasar en esta oportunidad.

Como se puede apreciar del Cuadro que acompaña esta nota, elaborado en función de los datos que surgen del Atlas Electoral de Andy Tow, el 90% de las 30 bancas de legisladores que se ponen en juego en cada elección, se reparten entre 4 fuerzas, con una clara preponderancia del PRO y, en segundo lugar, del FPV, a lo largo de todo el período.

Pese a ello, es habitual que está concentración no se refleje luego en la conformación de los bloques parlamentarios, donde el común denominador es la fragmentación, lo que le ha permitido al PRO dominar, con escasas dificultades, los trámites parlamentarios.

No pareciera que esta elección vaya a alterar esta lógica. Más bien, si no fuera por el atractivo que despierta la novedad de la confrontación interna en el partido de gobierno, esta elección parece un trámite administrativo, en el que nadie ha invertido demasiadas expectativas, ni siquiera los partidos chicos que deberían ser los más interesados en modificar la situación en su provecho.

tabla

Se pueden hacer muchas especulaciones, pero lo que estos datos muestran es que el electorado se divide en 4 grandes aglomerados: el PRO, el FPV, el centro y la centro izquierda. En 2013, la alianza entre los dos últimos (Unen) redujo la competencia a 3. Habrá que ver qué sucede luego de la ruptura de ese alianza. Todo indicaría que el electorado de centro va a acompañar a ECO, con lo cual la clave está en el comportamiento del electorado de centro izquierda.

En este punto es fundamental la estrategia de campaña que se marquen los candidatos de las fuerzas que más pueden cosechar en ese campo. Me refiero a SurGen, Camino Popular, Autodeterminación y Libertad, MST y FIT. Más allá de sus diferencias (en algunos casos, profundas), las cuatro compiten por obtener la preferencia de ese electorado. Incluso, si ninguna ofrece algo atractivo es posible que buena parte del electorado de centro izquierda termine acompañando a ECO.

La ruptura de la sociedad con Carrió podría haber significado un buen punto de inicio para reagrupar el espacio y volver a ser una opción competitiva. Sin embargo, la dificultad de sumar aliados por fuera de los partidos que habían participado de esa fallida experiencia sumada a la debilidad evidenciada por el Frente SurGen para conformar una lista única con candidatos inmediatamente atractivos, hicieron que hasta ahora esta oportunidad no haya sido aprovechada.

(Esta nota fue publicada en el portal www.nuevaciudad.info el 10/03/2015).