Necesidad y negocio: la Terminal Dellepiane

El gobierno de la Ciudad y la empresa TEBA trabajan a destajo para poder inaugurar en el mes de julio, en el albor de la campaña presidencial, una nueva terminal de ómnibus de larga distancia en el sur de la Ciudad, la Terminal Dellepiane.
El objetivo de esta nueva estación es desconcentrar el intenso tráfico de ómnibus de pasajeros de la Terminal de Retiro, absorbiendo progresivamente hasta el 40% de su flujo actual. También, se pretende generar un nuevo polo comercial en la comuna 8 (integrada por los barrios de Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano), a fin de revalorizar las propiedades vecinas y crear nuevos puestos de trabajo nuevos (que seguramente no serán tantos como los que el gobierno declama -1200 puestos nuevos).

Hasta aquí todo fantástico. Solo que, fieles a su naturaleza, aprovecharon una buena causa para privatizar tierras públicas, perder el control sobre un servicio estratégico para la Ciudad y generar un negocio a perpetuidad para una empresa con antecedentes dudosos. Los detalles de todo el negociado están profusamente explicados en un informe que hicimos con Hernán González Badián hace un año, que se puede consultar aquí. A continuación, una apretada síntesis.
El terreno sobre el que se construye la nueva terminal pertenecía a la Ciudad, que se lo vendió –mediante la figura de leasing a 18 años- a TEBA S.A., que no es otra que la que, con mucha polémica e ineficiencia, explota la estación de ómnibus de Retiro.
La venta se hizo a una tasación menor que el valor del precio del metro cuadrado publicado por la Secretaría de Planeamiento del gobierno de la Ciudad. El contrato de leasing es un alquiler con opción a compra, lo que significa que TEBA paga el terreno en cómodas cuotas durante 18 años (+ el 5% de saldo) y pasa a ser propietario de todo.
La empresa se hizo cargo de la construcción de la terminal. El gobierno de la Ciudad se hace cargo de las obras de infraestructura necesarias para mejorar la accesibilidad a la estación. También prevé hacer una extensión de la línea E de subte hasta la terminal.
Además de los ingresos por la operación de la nueva Terminal, la empresa se quedará con la totalidad de los ingresos por los negocios colaterales (estacionamiento, locales gastronómicos, espacios comerciales y publicidad).
Alcanza con hacer unas pocas cuentas para comprobar que ¡en 38 meses de operación, TEBA recuperará la totalidad de su inversión, incluida la compra del terreno!
Es cierto. No tiene nada de malo que un privado recupere en poco más de 3 años, la inversión que hizo por un negocio que le va a durar –ponele- 20 años. Quizás, sea muy poco tiempo, pero finalmente así funciona el capitalismo. El detalle es que, en este caso, ¡el negocio es de por vida! La terminal y el terreno pasan a ser propiedad de TEBA. La Ciudad no tendrá ninguna injerencia en su funcionamiento ni participará de las ganancias. Ni siquiera podrá intervenir para evitar que nos vendan las gaseosas a precio de wisky escocés. Tampoco podrá hacerlo el gobierno nacional, que solo tendrá injerencia en lo que se refiere al despacho, en tiempo y forma, de los ómnibus.
Dicho de otra manera: no se trata de una concesión que el Estado hizo a favor de un privado para la explotación del servicio público “terminal de micros”, con un pliego de obligaciones que el privado debe cumplir so riesgo de perder la concesión. Acá no hay concesión. Hay una terminal de micros totalmente privada, sin obligaciones de ningún tipo, en cuanto a la calidad del servicio que debe brindar al pasajero.
Agrava el asunto que, como dijimos al principio, este privado no es otro que la empresa que ya explota la terminal de ómnibus de Retiro, que ha recibido reiteradas y severas críticas por parte de la AGN, cuyo dueño, Néstor Otero, está sospechado de ser uno de los regenteadores de la venta ilegal en la Ciudad y que se encuentra procesado junto a Ricardo Jaime por pagarle el alquiler de su departamento, mientras renegociaban el contrato de Retiro (detalles acá y aquí).
Como en su época lo hiciera Carlos Grosso, el gobierno de Mauricio Macri se aprovecha de un objetivo interesante como es la descentralización de la terminal de Retiro, para montar un colosal negocio a favor de una empresa privada de dudoso comportamiento. Lo que confirma que toda necesidad vale un negociado.

(Esta nota fue publicada en el portal www.nuevaciudad.info el 13/05/2015).

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